Dios es dueño de todo en la creación, incluidas las riquezas
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A Dios le pertenece todo en este mundo. En el principio, Dios hizo los cielos y la tierra (Génesis 1:1, 14:19). La creación de Dios es vasta y hermosa. Como seres humanos, solo conocemos una ínfima parte del Universo, donde el planeta Tierra es solo, como fue muy bien descrito por el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, “un pálido punto azul“.

Aún en este planeta que habitamos, existen lugares poco conocidos o inexplorados. Con toda la ciencia y tecnología desarrollada por el hombre, no hemos podido alcanzar todas las vastas profundidades del mar o explorado todas las cumbres de las imponentes montañas que existen.

Todo lo que creado le pertenece por su derecho como Creador. Le pertenecen:

  • Los montes y las profundidades del mar (Salmos 95:4).
  • Todos los animales del campo, las aves de los montes y todo ser animal que se mueve (Salmos 50:10-11).
  • Es dueño de las naciones (Salmos 82:8).
  • También le pertenecen las almas de los hombres (Ezequiel 18:4).

De todos los elementos de la creación, el hombre ha considerado darles distintos niveles de valor. Hay cosas que son más valiosas que otras. Para medir este “valor”, que permitiría el comercio entre los distintos bienes y servicios, el hombre buscó formas para medir numéricamente este valor. Desde tiempos antiguos, se han usado los metales para este propósito. De hecho, las monedas es una forma de medir la cantidad de valor que tienen las cosas (mientras “más vale”, más te cuesta, mayor dinero debes desembolsar con el fin de obtenerlo). 

A Dios le pertenece la creación y todo lo que en ella está (Deuteronomio 10:14). A Dios le pertenecen las riquezas de este mundo, representados en el oro y la plata (Hageo 2:8). Ni un centavo, como tal, le pertenece totalmente a cualquier ser humano. Todas las riquezas y el dinero le pertenecen a Dios.

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¡Dios te bendiga!